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Aclaraciòn: estos posts venideros son atolondrados, pero nacen del instinto de supervivencia cinefrekeanos (?). La cuestiòn es que en el lapso de 15 dìas pude ver los dos blockbusters de este verano. No sè si hay otros de otras productoras, de hecho. Seguro que sì, pero estoy en poca onda investigativa. Disney trajo la primer ediciòn (ya se opcionò las siguientes seis) de Las Crònicas de Narnia, una serie de historias creadas por un tal C.S.Lewis que vendrìa a ser algo asì como un Tolkien versiòn Beta (tirando a Epsilon, dirìa). Lo que Disney quiso, aparentemente, era captar un mercado grosso que no tenìa, que es el pùblico evangelista (sin desprenderse del pùblico habitual, claro). Entonces la peli quedò llena de alegorìas bìblicas, muy, quizàs demasiado occidentocèntrica, en el cual la alteridad existe en base a monstruos malos, muy malos, feos, muy feos, oscuros, muy oscuros que, oh casualidad, tienen rasgos mongoles y se terminan combatiendo en cruzadas cuasi religiosas (aquì con el eufemismo de "la magia"). Si uno no tiene la cabeza infestada por la semipotika contemporànea, o si tiene una visiòn inocente y benèvola del mundo, puede ir tranquilo a ver la pelìcula: lo cierto es que es entretenida. Visualmente es bonita, el ritmo es impecable y para los niños, habrà que decirlo, puede tener màs atracciòn que los catorce idiomas creados por Tolkien, de quien Lewis era compañero en Harvard (ambos como profesores) y, como se deja ver, tambièn admirador (ojo, no he leìdo los libros de ambos, me baso en la pelìculas).
Universal Pictures nos trajo una remake de King Kong, en este caso de la versiòn de 1933, con pequeñas modificaciones. Haciendo un nexo Tolkeniano, King Kong la dirigiò Peter Jackson, acostumbrado ya a las producciones pomposas (empezarìa a producir el videojuego Halo del cual no tengo puta idea, pero està el mundo medio alteradito por eso, de la emociòn; y tambièn hay quilombo con los derecho de El Hobbit, la precuela de LOTR, pero tambièn se filmarìa en el 2007). La cuestiòn, es que aocstumbrado a las grandes producciones fue coherente a su medida: hizo de un gran clàsico un gran bodrio. Ojo, hay que hacer algo bueno con dos horas con un gorila gigante. Jackson fue por màs, y la hizo durar tres. O sea: los efectos especiales son magnìficos, uno se agarra del asiento con temor cuando aparecen bichos (insectos, sì) gigantes por todos lados y hasta hay partecitas en que podès soltar una tibia carcajada. Ejemplos de ellos son los personajes, que hacen que sea llevadera la pelìcula, componiendo a los mismo mediante clichès que provocan que uno identifique la personalidad a travès de la exageraciòn y sì, es bien logrado, està bien actuada (de hecho, tiene un gran reparto con Adrien Brody, Jack Black, Naomi Watts, etc). Otra parte simpàtica es los guiños a la industria (que raro yo fijàndome en fenòmenos meta, je) cuando el director interpeetado por Jack Black se pone a hablar de la maquinaria Hollywoodesca de los años 30. Pero, eso sì, no alcanzan estas cositas para justificar tres horas sentados viendo a un mono gigante. Es simpàtica la reversiòn, pero no pasa mi aprobaciòn, a decir verdad. Con un GRAN clàsico se intentò hacer un GRAN film con una GRAN moraleja con una GRAN cantidad de pùblico con un GRAN director. Saliò un GRAN bodrio, eso sì, lo del pùblico seguro que lo obtuvieron.
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Guión de: Luleau.- |
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