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#103: Como un aviòn estrellado viernes, octubre 14, 2005
Como un aviòn estrellado (2005)

Proyectada en el Bafici en Abril, aùn no estrenada en cartelera aquì en Baires. Segunda película de Ezequiel Acuña ("Nadar Solo"), parece (màs que una secuela) una segunda parte de una eventual trilogía, sucediendo a la òpera prima en cuanto a colores, estètica, ritmo, intensidad, etc, etc y etc. Los pensamientos profundos acaparan a los adolescentes de ambas películas, con climas grises, lentos y al mismo tiempo envolventes. A esta altura se puede decir que las películas de Acuña tienen una atmósfera pesadísima, casi tristona, que provoca exaltación inesperada cuando aparece un toquecito de felicidad. Una sonrisa apenas entornada, entonces, produce el efecto de lo que en otro contexto equivaldría a una carcajada. Es curioso, porque èl, lejos de renegar, ayuda a construir esto, por ejemplo, con sus bandas sonoras, que parecieran (y ya tantas veces se ha dicho) hermanos de Thom Yorke nacidos en el Rìo de la Plata. En "Nadar Solo", Jaime Sin Tierra. Ahora, Mi Pequeña Muerte.
En esta película, la tristeza se ve en un adolescente, Nico (Ignacio Rogers), dolorido por la muerte de sus padres (al... estrellarse un aviòn), se ve enfrentado a crecer de golpe: se enfrenta tambièn a su hermano, Fran (Carlos Echeverría), que se niega a vender la casa que tienen en Chile, a la cual Nico tiene que ir manteniendo, pagando los impuestos, etc (mientras mantiene junto a su hermana su casa de Bs. As. Al mismo tiempo). En uno de esos vuelos a Valdivia, conoce a una chilena, Luchi (Manuela Martelli), con unos rulos hermosos y se dan esos planos silenciosos que ya nos habìan dado Antonella Costa y Diego Mateo en Nadar Solo. Es curiosa la capacidad que tienen los protagonistas masculinos de Acuña para levntarse minas sin dirigir la palabra a las minas, y, lo que es peor, sin levantar la mirada del suelo. Je.
Y resulta que la chilena vive en Buenos Aires, y pasa a ser clienta, justito justito, de la veterinaria que Nico y su hermano heredaron. El Conejo de Luchi, atendido en algún lugar de Belgrano, logra lo que el chamuyo de Nico (el no chamuyo, bah) no pudo.
Pero eso no es todo en la vida de Nico. Además de lidiar con su hermano, con su amor chileno, con la muerte de sus viejos aùn sin digerir, Nico se encuentra con que su mejor amigo, Santi (Santiago Pedrero) està próximo a terminar la conversión de "nene-bien-de-Belgrano" a "robo-para-conseguir-psicofarmacos" en cuestión de minutos.
Otro panorama de la escena pseudo indie de la adolescencia argentina, que, màs allà de detalles exacerbados por mì aquì (y por Acuña en las películas), lamentamos que no existan en mayor cantidad. Aia, me puse melancólico. Para estar a tono, claro.
Guión de: Luleau.-