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Desde Alfred Jarry, su Ubù Rey y su pataphisique; pasando por los diálogos de Calac y Polanco en Modelo para armar del gran Julio Cortàzar; con una vueltita por la psicodelia de las mofas de Frank Zappa; para llegar hasta los màs cercanos Alberti y Capussotto y sus delirios en Todo Por Dos Pesos; las artes (cine, literatura, música) se nutrieron mil y una veces del absurdo como eje argumental. Muchísimas veces llenos de citas, explìcitas o implícitas, logran hacernos reir desde la risa propia, jugando a un recurso del doble o nada, siempre al filo del peligro, siempre màs cerca del nada que del doble. Esas pocas veces que gana el absurdo (un recurso que pocas veces es exitoso porque pocas veces es bien explotado) hace que se traten de ciertos fenómenos, que pasan a ser marca registrada: creo que estamos frente a uno de esos fenómenos, y me refiero a Wes Anderson. Quienes tuvimos la suerte de ver Vida Acuática pudimos degustar de la variedad de personajes a las que Anderson parece que nos va a lograr acostumbrar. Un recurso útil, si se lo sabe aprovechar, dado que la riqueza con la que se describe a cada uno (desde los màs desniveladores hasta los insignificantes) se da en dos instancias: primero Anderson la propone de forma explìcita, la explota a manera introductoria, apelando generalmente a la ironía. Luego, durante la película (algo de lo cual puedo decir que se repite en The Royal Tenembaums ) se encarga de mostrar esa descripción en ejemplos, en diálogos picantes y en imágenes silenciosas y lacónicas que logran rematar esa nebulosa de estupideces geniales e incoherencias coherentes (a los fines del filme, claro està). Vida Acuática nos va a mostrar a un Bill Murray (Steve Zissou) àcidamente sedado, con ese desgano que creo que a nadie le va a calzar tan bien, cumpliendo las veces de un documentalista oceánico en retirada, un Jacques Cousteau con 30 años e igual cantidad de tapas de revistas menos. Un Owen Wilson que logrò que nos creyéramos que no actùa, sino que hace de sì mismo; en este caso del bastardo de Zissou que no puede sino admitir su paternidad ante semejante cantidad de idioteces por minuto. Una Cate Blanchett (cuànto la adoro, ¡cuànto!) ejerciendo a una periodista embarazada (lo estaba verdaderamente al momento de filmarla) sumamente sensible, que se encuentra en el centro de la disputa amorosa entre padre e hijo. Ella me parece que cumple el rol de manzana preciada como lo hiciera Gwyneth Palthrow en el rol de Margot Tenembaum, y logrando un papel tan adorable como el de esta ùltima. El elenco es aùn màs largo y tanto de notable (William Dafoe, Angélica Houston, Jeff Goldblum) y las situaciones tan notables como relato al principio. El ùnico pero que le pongo a la película es que no logra hacer pie en el guiòn, en el nivel del relato, con un argumento un tanto endeble y sobre desarrollado (casi diría que caben tres películas en Life Aquatic). Y un altísimo punto a destacar es la banda sonora, a tono con Jarry, Zappa, Cortazar, Capussotto, Anderson y la mar en coche: uno de los marineros, siempre guitarra en mano, es un brasileño que traduce temas de Bowie al portugués, una bossa nova glam que es para deleitarse horas (no en todas las pelis uno se curza con ?Rebel Rebel? con la erre rasgada alla Rìo de Janeiro style). La palabra es de uds, gente. Mi consejo es que vayan a verla.-
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Guión de: Luleau.- |
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