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El Che antes de ser El Che. miércoles, marzo 09, 2005
Diarios de Motocicleta.

Dos muchachos se suben a una moto y con algunos bolsos, poca plata pero muchas ilusiones y deseos de aventuras; salen a recorrer las rutas argentinas y latinoamericanas. Con estos datos, hasta acá, una road movie más, común y corriente... salvo por el oh! detalle, que uno de los dos chicos se llama Ernesto Guevara de la Serna?

Finaliza el año 1951 y Ernesto Guevara, de 23 años, decide "colgar" las 3 materias que le faltan para recibirse de médico y con su amigo Alberto Granado, unos años mayor, se suben a una moto y dejan el confort de la de la vida hogareña para salir a recorrer el continente latinoamericano. Así comienza Diarios de Motocicleta, película de Walter Salles (Estación Central) basada en los propios relatos del Che.

Gael García Bernal (Amores Perros, Y tu mamá también) interpreta a Ernesto, el Fuser (apodo que deriva de Furibundo Serna, como le decía Granado a Guevara) un chico con asma, algo tímido, reflexivo, dubitativo en el umbral de su destino, y con incógnitas acerca de un futuro incierto que se le irá aclarando a lo largo del viaje. Pero por sobre todas las cosas, Ernesto irá tal vez en búsqueda de su identidad, de conocerse mejor a través de la realidad social latinoamericana. Realidad que irá descubriendo poco a poco y que lo marcará para siempre. Junto a él, Rodrigo de la Serna (Okupas, Nueces para el amor) juega a ser Alberto Granados y se lleva las risas y los aplausos. Tal es así que a veces con sus chistes o acotaciones logra descomprimir el clima en escenas tensas, distiende y saca al espectador de la compenetración con la figura de Guevara, tarea difícil, ya que resulta complicado ver al Che-personaje histórico en la pantalla, más allá del parecido en algunas tomas: la imagen que tenemos de él es muy fuerte y definida y cuesta identificarlo en ese chico de 23 años.

La película se divide básicamente en dos partes. La primera es para conocer a los dos jóvenes argentinos, aventureros, cancheros e improvisados. Luego, a partir de la mitad, la llegada a Perú, ya sin La Poderosa, moto que se la bancó hasta el norte de Chile, y el contacto con la cultura Inca, o mejor dicho lo que quedó de ella, marcan el comienzo de la transformación más evidente en el personaje de Ernesto Guevara. Se lo ve más pensante, más seguro, más revolucionario, que no es lo mismo que rebelde, más romántico, crítico, poético. Tal vez eso sea algo que me gustó mucho. Incluso antes de ser El Che, Walter Salles muestra a Guevara, no como un rebelde por el sólo hecho de rebelarse, sino como un revolucionario, con la semilla de las ideas por las que después lucharía.

En definitiva es una peli para alquilar si no la vieron. Tal vez me hubiera gustado ver a un Ernesto Guevara más Che y menos Fuser, y a un Granado no tan chistoso. América del Sur es hermosa, y a pesar de que cuando Ernesto llega a Machu Pichu se nos pone la piel de gallina, pienso que se podrían haber aprovechado un poco más los escenarios naturales. Sin embargo quiero dejar en claro que las imágenes reflejan de manera clarísima la grandeza, belleza y riqueza del continente. Y por último me atrevo a decir que a pesar de mostrar muy bien hacia el final cómo se va moldeando el pensamiento del Che a través de sus ideales, un par de escenas rozan la demagogia y tienen el toque heroico hollywoodiense.

En síntesis, buena película. Es simple, pero conmueve y emociona, por lo menos para quienes sentimos algo por El Che. Y para quienes no, es una buena manera de empezar a conocerlo por el principio, antes de que El Che fuera El Che.
Guión de: .