DiCaprio esta creciendo así como de golpe. Cada vez le dan papeles más jugados y cada vez, el ex-pendejo sale bien parado. Cuando la estaba viendo flasheé. Ultimamente me pasa mucho eso cuando voy al cine. Voy a ver una película y creo que estoy viendo otra. Y esta película me hizo acordar a una más vieja, viejisíma, La Reina Africana con Humphrey (¿Homenaje de Cienfreaks para cuándo? =P) y Katherine Hepburn. Peliculón. La de DiCaprio esta bien. Digamos que muy bien. Leonardo es intenso, zarpado, hace un laburito muy bueno de su personaje. Con esto ya pueden ir a verla.
Pero vamos sumarle más puntitos. Lo que realmente me moleste es que desde el cine traten de crear una especie de pseudo conciencia social. Y esta película lo hace. Lo intenta, pero bueno... lo intenta bien. ¿Por qué? Porque esa elaboración esta unida a un guión muy entretenido, van de la mano. Y cuando la película termina uno dice: zarpado DiCaprio... y la puta madre con el mercado negro de diamentes, eh. Que espesa se pone la cosa cuando nos tocan el bolsillo, y cuando hay gente que vive comprando el lujo brilloso y... Bueno, eso. Otro punto.
La historia va por el clásico triángulo de historias que se juntan en determinado lugar. En mi opinión, un genero (juntemos dos o tres mini historias y hagamos una película) que se esta agotando de a poco. Gracias, Quentin por iluminar el camino de los nuevos guionistas de Hollywood hace diez años. En esta película tenemos, una periodista yankee que intenta escribir un articulo sobre un famoso (y enorme) diamente mítico, un refugiado que sabe donde esta esa piedraza y un traficante de diamentes. El lugar: Sierra Leona, 1990. Mezclen, sirvan a gusto. Disfrutenla.
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